En estos últimos meses se ha acentuado el uso de los medios digitales para enviar información a los destinatarios de nuestro servicio.
Nuestros clientes, por ejemplo, han aprovechado con mayor intensidad las funcionalidades de nuestro sistema Xenius para hacer llegar a las familias los boletines de calificaciones y los estados de cuenta.
Para cumplir con este propósito, han creado lo que se conoce como una extranet. Es decir, una red privada que permite compartir información de una organización, que se extiende a usuarios fuera de ella.
Esta circunstancia nos motiva a hacerles algunas recomendaciones, que sería bueno que, a su vez, hicieran llegar a usuarios y familias.
Frecuentemente recibimos mensajes que dicen, por ejemplo, que se ha llenado nuestra casilla de correo, o que debido al filtro anti-spam (¿?) se han retrasado mensajes y que se están borrando cuentas que no se han usado en mucho tiempo, y que para eso debemos informarle al remitente, nuestro usuario y contraseña, etc., etc. Algunos textos incluyen advertencias para el caso de incumplimiento de estas supuestas disposiciones, y hablan de que las cuentas de correo se perderían automáticamente y otras amenazas.
Para ser claros desde un principio: estos mensajes deben ignorarse absolutamente. Estos y otros similares.
Nunca, bajo ningún concepto, debemos darle nuestra contraseña, de lo que sea, a nadie. Ningún administrador de correo serio, le pedirá jamás su contraseña a ningún usuario. Primero, porque no corresponde; segundo, porque no la necesita para nada.
Mensajes de ese tipo no deben tenerse en cuenta, no deben reenviarse, y por supuesto, de ningún modo contestarse. Nada. Hay que eliminarlos y de inmediato.
Esta práctica y otras similares reciben el nombre de "Phishing" . La idea es que el destinatario del mensaje, precisamente "muerda el anzuelo" y se le pueda extraer información que sirva a propósitos non sanctos. Es un tipo de fraude muy común en la red.
Damos a continuación, algunos consejos prácticos:
No usar contraseñas demasiado obvias. El nombre de nuestros hijos, nuestra fecha de nacimiento, el número de documento, por ejemplo, son contraseñas muy débiles y, por lo tanto, muy inconvenientes.
Una buena contraseña tiene al menos ocho caracteres, y es mejor si tiene alguna mayúscula, algún número y algún carácter especial, como signos de puntuación, por ejemplo.
Una sana costumbre, es cambiar la contraseña cada cierto tiempo. Digamos, cada dos o tres meses.
Si tenemos alguna duda de que nuestra contraseña hubiera sido descubierta, lo mejor es cambiarla de inmediato.
Algunas personas usan la misma contraseña para todo: acceso a los sistemas de información, a las redes sociales, a las cuentas bancarias. Si tuviera una única llave para todas las puertas y la perdiera, tendría que cambiar, en precaución, todas las cerraduras, porque quien la consiguiera tendría acceso a todo. Es sano no aplicar la misma contraseña en todos los casos.
Sobre todo, cuando nos retiramos de nuestro computador, siempre conviene que nos aseguremos de que no hemos dejado ninguna sesión abierta. No importa si pensamos volver a los pocos minutos, porque en ese lapso otra persona podría tener acceso a lo que no debe.
Los crackers, que se dedican a romper sistemas de seguridad, no son tan genios como solemos creer. Por lo menos no en el sentido de que sean poseedores de extrema inteligencia. La mayoría de las veces usan técnicas de ingeniería social, sobre la base de que el eslabón más débil de la seguridad es el usuario.
Si bien la seguridad no es un ámbito de nuestra especialidad, nuestra actividad nos mantiene informados de las mejores prácticas en ese tema. Podemos aclararles las dudas que tengan y brindarles asesoramiento o apoyo en las dificultades que surjan dentro de su comunidad educativa.
¡Hasta pronto!
Pueden comunicarse con nosotros a través de comercial@gentium.biz
